2009/06/04

## Serie POP (03) ##


## El principio ##


El ralo pelo ya se le había secado de su baño marsellés mientras estaba saboreando el segundo sorbo de Jim Bean, el cigarro que había encendido trasformándose en un fino filo ceniciento en el que no se distinguía el umbral que marcaba la separación entre cigarrillo y ceniza, divagando, sus pensamientos, navegando en esa fresca habitación que le habían proporcionado desde Televisión Española, en Arles, austera, pero muy adecuada para la tempranera y calurosa tarde de julio, esperando a que dieran las 8 de la noche, momento en el que se reuniría con Javier Marías y Gasset Dubois, momento en el que serviría otros dos vasos de Jim Bean, uno con dos hielos, para Javier, otro con un dedo de agua, para Dubois, tal como sabía que a ambos les gustaba, pues la situación, clima y atmósfera de la habitación debían ser los adecuados, y él era un gran maestro, profesional en los detalles necesarios para generar esa situación idónea que les conduciría a diseñar el especial que Televisión Española les había indicado que tenían que tener listo para finales de agosto, momento en el que se mirarían cara a cara, probablemente inhalando humo o sosteniendo un ducados entre los dedos pulgar e índice, ojos encendidos, atentos, interesados en obtener cuanta más y precisa información fuera posible, tratando de adivinar qué pensarían sus contertulios, si el gigante de Edward G. Robinson de Perdición podría ser el comienzo deseado, si pensarían que el fino y estilizado tantas veces chupado en Infierno de cobardes por unos labios dignos del mejor linotipista debería ser el punto y partida, si, tal vez, estarían deseosos de comenzar por un clásico de la industria tabacalera enraizado en la cultura norteamericana, Bogart y su maltés, Newman apoyado en el lateral de billar buscando la tirada definitiva, Hoffman desnudando algo más que su alma en los fríos tugurios neoyorkinos, o, definitivamente, pensando, ellos, amantes del siempre imponente Charles Laughton, que su cómica manera de conseguir la absolución para los testigos de cargo a través de inhalaciones a hurtadillas sería la lanzadera perfecta, pensando cómo los blancos pelos de la barba de su anfitrión se erizarían ante su creencia en la necesidad de soslayar el protagonismo a estos farsantes, pedantes del mundo material, con esa espiritualidad profunda que le caracteriza, que tantas veces ha sabido mostrar entre nubes de humo, libros, y esa mesa redonda, en la que posando nuestros ojos, todos hemos sido capaces de bostezar, comiendo palomitas, bebiendo una cerveza o haciendo lo que coños le diera la gana a cada uno, esperando, por fin, el 5, 4, 3, 2, 1.


## Lori Meyers -
Hostal Pimodan ##

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